¿Qué es la etología?

Destacado

La etología (del griego ethos, que significa costumbre) es la rama de la biología y de la psicología experimental que estudia el comportamiento de los animales en libertad o en cautiverio, aunque son más conocidos por los estudios de campo. Los profesionales dedicados a la etología se denominan etólogos y tienen la difícil labor de estudiar y procurar entender el comportamiento de los animales.

La etología estudia las características propias de una especie determinada y cómo éstas evolucionan para la supervivencia de la misma. Algunos médicos veterinarios dedicados a esta rama e imparten los resultados de sus estudios en las universidades donde realizan sus cátedras ante la falta de personal más capacitado. Y aunque la etología tiene por objeto de estudio el comportamiento animal. Los seres humanos, también animales, formamos parte del campo de estudio de la etología, bajo el nombre de etología humana.

¿Donde se origina la etología?

A principios del siglo XX se creó la psicología comparada, que consistía en el estudio de la conducta y las capacidades psicológicas de las diferentes especies animales y que, en este sentido, consideraba la conducta humana como uno de los muchos tipos de conducta animal. Los conductistas utilizaron este método en sus estudios, pero a partir de 1973, cuando los científicos Konrad Lorenz, Karl von Frisch y Niko Tinbergen recibieron el Premio Nobel por sus estudios sobre la conducta de los animales, la etología comenzó a considerarse ciencia con pleno derecho, y la psicología comparada se integró en esta nueva ciencia.

En Europa, la investigación del comportamiento animal se desarrolló resaltando los estudios de campo y las conductas instintivas. Destacándose Konrad Lorenz, con su estudio sobre la impronta en los gansos; Karl von Frisch, centrado en el sistema de comunicación de las abejas, y Niko Tinbergen, interesado en el estudio sobre el instinto en el espinoso. En los Estados Unidos, durante la primera mitad del siglo XX, se caracterizó por las investigaciones del comportamiento animal centradas en las conductas aprendidas en medios controlados. Estas investigaciones dieron lugar a la psicología comparada y al conductismo.

En 1951, Tinbergen publicó The Study of Instinct, en donde plantea las cuatro preguntas sobre las que se apoya la etología (causacional, del desarrollo u ontogenético, evolucióny filogenético), y se encarga de hacer una distinción entre la psicología comparada y la etología. En 1966, Robert Hinde hizo una síntesis de ambas, y distinguió los aspectos más destacables de cada una.

Datos de interés y estudios etológicos

Los objetivos de los etólogos son el estudio de la conducta, del instinto y el descubrimiento de las pautas que guían la actividad innata o aprendida de las diferentes especies animales. Así, los etólogos han estudiado en los animales aspectos tales como la agresividad, el apareamiento, el desarrollo del comportamiento, la vida social, la impronta o troquelado y muchos otros. En estado salvaje, los animales se manejan con ciertos códigos impuestos por la propia lucha por la supervivencia, por ser el más apto para dirigir una manada o ganarse el derecho a comer o a copular primero.

La procedencia de las conductas animales

Es difícil llegar a comprender las emociones y sentimientos de un animal, pero una forma de hacerlo es comparar las estructuras físiológicas y anatómicas de animal con las del mamífero superior con el que conviva y ver que son similares”, explica Miguel Ibáñez Talegón, Profesor de Etología Animal en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid. Además, añade que son muchos los estudios y trabajos que han demostrado que el funcionamiento de los elementos estructurales del sistema nervioso central, referentes a la fisiología del animal y la genética, funcionan de forma bastante similar en todos los animales, incluyendo al ser humano.

¿Los animales piensan?

Es evidente que nuestro intelecto tiene una capacidad metacognitiva más desarrollada que cualquier especie conocida, pero, a diferencia de lo que muchos creen, los animales comparten con nosotros numerosos rasgos psicológicos en lo que al pensamiento se refiere. Así, el experto en psicología experimental de la Universidad de Granada, Matej Hochel, asegura que “el entorno natural da lugar a muchas situaciones impredecibles que, para muchas especies, serían un gran obstáculo a la hora de intentar sobrevivir únicamente con nociones genéticas y nociones automatizadas”.

Además, constata que el conocimiento se propaga en grupo: “Las ratas evitan los alimentos envenenados una vez que han visto que otra de su especie a muerto o ha sufrido malestar al ingerirlos. Así, las crías aprenden de sus padres a no ingerir dichos productos, aunque no hayan presenciado las consecuencias que ocasionan. Esta atención activa del animaly su aprendizaje corroboran su inteligencia”. Matej Hochel asegura que muchos expertos de laboratorio confirman que existen ciertas especies con muchas destrezas mentales, que anteriormente se creían únicas en el ser humano.

Investigar el pensamiento de un ave o un mamífero no es una tarea sencilla, puesto que se da una clara ausencia de lenguaje, por lo que la creatividad del investigador tiene un papel fundamental. “De esta forma”, explica este catedrático de la Universidad de Granada, “el experimentador pone al descubierto los problemas que permitan discernir el comportamiento automático de una actuación pensante. Esta labor es más sencilla cuando el animal se presenta ante alguna situación de peligro o de novedad, donde hay poca probabilidad de que dé con la respuesta correcta si sólo recurre a una conducta automatizada”.

La prueba del espejo

A la hora de poner a prueba la conciencia animal, la mayoría de los expertos recurren a la prueba del espejo. A través de ella se sabrán las cualidades y disposiciones perceptivas que posee cada especie y, en concreto cada individuo. En el caso de que un perro no responda a las capacidades necesarias para realizar este experimento, se analizará su capacidad mental de un modo más natural, ya que así no se verá obligada a adquirir capacidades que no entran dentro de las innatas o habituales. El test del espejo, ideado por Gallup, examina la conciencia reflexiva de los animales pero recientes experimentos han demostado que no siempre es determinante.

El primer experimento se realizó con unos chimpancés, que después de una larga temporada viéndose en el espejo, fueron anestesiados para marcarles círculos rojos en la frente y en las orejas. En cuanto despertaron y se miraron en el espejo, su primera reacción fue llevar la mano al lugar donde se habían puesto los círculos. “Esta situación evidencia que los animales se reconocen en el espejo. Aunque el test se ha realizado a diferentes mamíferos, sólo los monos y los delfines a respondido correctamente”, afirma Matej Hochel.

La etología continúa avanzando y desarrollándose a medida que logramos hacer un estudio juicioso y sistemático del comportamiento de las especies. Los perros y gatos ofrecen una interesante alternativa por su domesticación, lo que hace que sus comportamientos estén expuestos permanentemente a nuestra observación y reflexión aunque sean solo una pequeña parte del amplio campo del estudio de la etología.

Para conocer más sobre DOCTOR PULGAS, te invitamos a ver a continuación el video de presentación a cargo de nuestro director:

La Declaración de Nueva York sobre la Conciencia Animal

Recientemente se hizo pública esta importante declaración, que compartimos en DOCTOR PULGAS, sobre la conciencia animal y a la que nos sumamos por medio de esta traducción libre para el mundo hispano hablante:


¿Qué animales tienen la capacidad para experimentar la conciencia?


Aunque persiste mucha incertidumbre, han surgido algunos puntos de amplio acuerdo.
Primero, hay un sólido respaldo científico para atribuciones de experiencia consciente a otros mamíferos y aves.
Segundo, la evidencia empírica indica al menos una posibilidad realista de experiencia consciente en todos los vertebrados (incluidos reptiles, anfibios y peces) y muchos invertebrados (incluidos, como mínimo, moluscos cefalópodos, crustáceos decápodos e insectos).
Tercero, cuando existe una posibilidad realista de experiencia consciente en un animal, es irresponsable ignorar esa posibilidad en decisiones que afectan a dicho animal. Debemos considerar los riesgos para el bienestar y utilizar la evidencia para informar nuestras respuestas a estos riesgos.


Recientes avances rápidos

Los últimos diez años han sido un momento emocionante para la ciencia de la cognición y el comportamiento animal. Nuevos resultados sorprendentes han insinuado vidas internas sorprendentemente ricas en una amplia gama de otros animales, incluidos muchos invertebrados, impulsando un renovado debate sobre la conciencia animal. Para dar solo diez ejemplos clave:

  1. Los cuervos pueden ser entrenados para informar lo que ven. En un estudio de 2020 publicado en Science, Andreas Nieder y sus colegas entrenaron a los cuervos para informar sus percepciones visuales utilizando gestos de cabeza. Los cuervos veían un estímulo brillante, uno tenue o ninguno. En general, los cuervos informaban con precisión si se les había mostrado un estímulo, aunque a veces cometían errores, especialmente cuando el estímulo era muy tenue. A lo largo del experimento, los investigadores midieron la actividad en una región cerebral que se cree está asociada con la cognición de alto nivel en aves (la NCL). Descubrieron que la actividad de la NCL seguía si los pájaros informaban o no ver un estímulo, no si se presentaba o no un estímulo. En otras palabras, los resultados sugieren que la actividad cerebral en la NCL es un correlato neuronal de la experiencia visual en los cuervos.
  2. Los pulpos evitan el dolor y valoran el alivio del dolor en la prueba de preferencia condicionada del lugar. La prueba de «preferencia condicionada del lugar» se desarrolló para evaluar el dolor en ratas de laboratorio. En 2021, la experta en cefalópodos Robyn Crook la probó con pulpos. Primero, Crook permitió que los pulpos eligieran entre dos cámaras dentro de un tanque. Luego, algunos pulpos experimentaron los efectos de una inyección de ácido acético mientras estaban en su cámara preferida. Estos pulpos (pero no los controles inyectados con solución salina) desarrollaron una aversión duradera hacia esa cámara. Luego, los pulpos inyectados con ácido experimentaron los efectos de un anestésico local (lidocaína) en la cámara que inicialmente no les gustaba. Estos pulpos (no los de control) desarrollaron una preferencia duradera por la cámara donde experimentaron los efectos de la lidocaína. En una rata o un humano, inferiríamos a partir de este patrón que la inyección de ácido causó dolor que la lidocaína alivió, por lo que deberíamos estar dispuestos a sacar las mismas conclusiones sobre un pulpo.
  3. Los sepiones recuerdan detalles de eventos pasados específicos, incluido cómo los experimentaron. Muchos animales pueden recordar eventos pasados, incluido qué sucedió, dónde sucedió y cuándo sucedió. Un estudio de 2020 fue más allá, mostrando que los sepiones pueden recordar cómo experimentaron un elemento, por ejemplo, si lo vieron o lo olieron.
  4. Los peces lábridos de limpieza parecen pasar una versión de la prueba de la marca en el espejo. Las cuestiones de la autoconciencia en los animales han sido exploradas durante mucho tiempo utilizando la «prueba de la marca en el espejo», que prueba si un animal, al ver una marca en su propio cuerpo en un espejo, intentará quitarse esa marca. En una serie sorprendente de estudios entre 2019 y 2023, los investigadores mostraron que los peces lábridos de limpieza pueden pasar las cuatro fases de la prueba. Primero, cuando se exponen a un espejo, los peces reaccionan agresivamente como si creyeran que ven a un pez rival. Segundo, la agresión disminuye y los peces comienzan a realizar comportamientos inusuales frente al espejo, como nadar boca abajo. Tercero, los peces parecen estudiar su imagen en el espejo. Finalmente, después de que los experimentadores colocan una marca de color en el pez, el pez, al ver la marca en el espejo, intenta quitársela raspando contra una superficie disponible.
  5. Las serpientes de liga pasan una versión basada en el olfato de la prueba de la marca en el espejo. Determinar si los animales pueden reconocerse a sí mismos en un espejo puede no ser una prueba adecuada de autoconciencia para todas las especies. Algunos animales, como las serpientes, dependen principalmente del olor u otras señales no visuales para navegar por su entorno. Un estudio de 2024 probó el autoreconocimiento en serpientes midiendo sus reacciones a almohadillas de algodón empapadas en diferentes olores: (1) su propio olor, (2) su propio olor con una «marca» de un olor diferente, (3) el olor de la «marca» solo, (4) el olor de una serpiente desconocida y (5) el olor de una serpiente desconocida con una «marca». Las serpientes de liga investigaron sus propios olores marcados durante más tiempo que cualquier otro olor. Esto sugiere que las serpientes reconocen sus propios olores y notan cuando su olor ha cambiado.
  6. Los peces cebra muestran signos de curiosidad. Muchas especies animales, incluidas las aves rapaces, las tortugas y las abejas, muestran signos de un deseo de buscar nueva información. En 2023, los investigadores probaron estos signos en los peces cebra. Encontraron que los peces cebra muestran un interés sostenido en objetos nuevos, pero que su interés disminuye más rápidamente con la cantidad de objetos nuevos que observan. Dado que los peces cebra exploran nuevos objetos voluntariamente y en ausencia de cualquier recompensa adicional, parece que encontrar nueva información es intrínsecamente gratificante para ellos.
  7. Las abejas muestran un comportamiento de juego aparente. Si bien gran parte de la investigación existente sobre la conciencia animal se centra en el dolor, los investigadores están buscando cada vez más signos de experiencias positivas. En un estudio de 2022, los investigadores encontraron que las abejas bombus rodaban bolas de madera de una manera consistente con cinco características del juego. Primero, las abejas rodaban las bolas porque lo encontraban intrínsecamente gratificante, no como un medio para un fin. Segundo, el comportamiento no servía una función aparente. Tercero, las abejas no estaban ensayando un comportamiento que usaran para otro propósito, como buscar alimentos o aparearse. Cuarto, las abejas rodaban las bolas repetidamente pero no exactamente de la misma manera cada vez. Finalmente, el comportamiento aumentaba cuando las abejas estaban relajadas, lo que indica que fue una experiencia agradable, no inducida por el estrés.
  8. Los cangrejos de río muestran estados «similares a la ansiedad», alterados por medicamentos contra la ansiedad. Una serie de estudios entre 2014 y 2017 investigaron cómo responden los cangrejos de río al estrés, explorando la posibilidad de que pudieran ser un modelo útil de ansiedad. Los investigadores colocaron cangrejos de río en un laberinto con pasajes tanto brillantes como oscuros. Los cangrejos de río tienen una tendencia natural a explorar nuevos entornos, pero prefieren la oscuridad a la luz. Cuando los investigadores aumentaron el estrés en los cangrejos de río administrando descargas eléctricas, los cangrejos de río se volvieron significativamente más reacios a las áreas brillantes del laberinto. Las benzodiacepinas se usan en humanos para aliviar la ansiedad, y los cangrejos de río que recibieron estos medicamentos estaban nuevamente dispuestos a explorar las partes brillantes del laberinto.
  9. Los cangrejos equilibran motivaciones competidoras para tomar decisiones flexibles. Un programa de investigación a largo plazo realizado por Robert Elwood y colegas ha investigado cómo los cangrejos ermitaños y los cangrejos de río toman decisiones frente al riesgo. Un estudio de 2024 examinó cómo los cangrejos de río equilibran su aversión a la luz brillante con su aversión a la descarga eléctrica. Los cangrejos normalmente entran en un refugio para escapar de la luz brillante, pero pueden elegir la luz brillante sobre el refugio si han experimentado una descarga en ese refugio en el pasado, y su decisión depende de la intensidad de la descarga y de cuán brillante es la luz. Otros animales, como ratas, iguanas y abejas, también hacen compensaciones sutiles y dependientes de la memoria entre prioridades competitivas. Estas compensaciones sugieren que el animal tiene una «moneda común» para ponderar las necesidades de diferentes tipos, una moneda que hace por ellos lo que el placer y el dolor hacen por nosotros.
  10. Las moscas de la fruta tienen sueño activo y tranquilo, y el aislamiento social interrumpe sus patrones de sueño. Las moscas de la fruta Drosophila han sido conocidas durante muchos años por tener una forma de sueño. Ahora, un nuevo estudio ha encontrado formas de inducir dos tipos diferentes de sueño: sueño «tranquilo», que implica una disminución significativa de la actividad cerebral, y sueño «activo», donde la actividad cerebral persiste a pesar de la falta de comportamiento externo. Al igual que el sueño de ondas lentas y el sueño REM tienen funciones diferentes en los humanos, los investigadores hipotetizaron que el sueño tranquilo y el activo tienen diferentes funciones en las moscas de la fruta. El sueño tranquilo parece ralentizar el metabolismo y regular el estrés, mientras que el sueño activo parece apoyar la función cognitiva. Mientras tanto, un estudio de 2021 publicado en Nature mostró que el sueño en las moscas de la fruta se ve interrumpido por el aislamiento social; las moscas duermen mejor cuando están en presencia de otras moscas.

Una nueva imagen emergente de la conciencia animal

¿Qué es la conciencia? El término tiene una variedad de significados. La Declaración de Nueva York sobre la Conciencia Animal se centra en un significado importante, a veces llamado «conciencia fenomenal» o «sensibilidad». La pregunta aquí es qué animales pueden tener experiencias subjetivas. Esto puede incluir experiencias sensoriales (por ejemplo, la experiencia de un toque, sabor, vista u olfato particular) así como experiencias que se sienten bien o mal (por ejemplo, la experiencia de placer, dolor, esperanza o miedo). Este sentido del término «conciencia» es lo que Thomas Nagel tenía en mente cuando preguntó famosamente «¿Cómo es ser un murciélago?».

La experiencia subjetiva requiere más que la mera capacidad para detectar estímulos. Sin embargo, no requiere capacidades sofisticadas como el lenguaje o la razón humanos. La conciencia fenomenal es sentir crudo: una experiencia sentida inmediata, ya sea sensorial o emocional, y esto es algo que bien podría compartirse entre humanos y muchos otros animales. Por supuesto, las capacidades lingüísticas y racionales humanas pueden permitir que algunos humanos tengan formas de experiencia que otros animales carecen (por ejemplo, un «monólogo interno» lingüístico). Del mismo modo, muchos otros animales pueden tener formas de experiencia que nosotros no tenemos.

¿Qué animales son conscientes en este sentido?

Los avances recién descritos, tomados en conjunto, están enviando un mensaje claro: debemos tomar en serio la posibilidad de que una amplia gama de animales, incluidos todos los vertebrados y muchos invertebrados, puedan tener experiencias subjetivas.

Sería inapropiado hablar de «prueba», «certeza» o «evidencia concluyente» en la búsqueda de la conciencia animal, porque la naturaleza de la conciencia aún se debate acaloradamente. Sin embargo, es completamente apropiado interpretar estas notables exhibiciones de aprendizaje, memoria, planificación, resolución de problemas, autoconciencia y otras capacidades similares como evidencia de la conciencia en casos donde el mismo comportamiento, si se encuentra en un humano u otro mamífero, se explicaría bien por procesos conscientes. Estos comportamientos hacen que sea más probable que estos animales tengan conciencia sin probar que la tengan, al igual que los síntomas de una enfermedad hacen que sea más probable que tenga la enfermedad sin probar que la tenga.

Con otros mamíferos y aves, ahora podemos decir que la evidencia establece un sólido respaldo científico para atribuciones de conciencia, no evidencia concluyente, pero muchas líneas de evidencia que apuntan en la misma dirección. Con otros vertebrados (reptiles, anfibios y peces) y muchos invertebrados (moluscos cefalópodos como pulpos y sepiones, crustáceos decápodos como cangrejos ermitaños y cangrejos de río, e insectos como abejas y moscas de la fruta), ahora podemos decir que la evidencia establece al menos una posibilidad realista de conciencia. La probabilidad es lo suficientemente alta como para justificar más investigaciones destinadas a abordar preguntas de conciencia en estos animales. La probabilidad también es lo suficientemente alta como para justificar una seria consideración de su bienestar.

Acerca de la Declaración de Nueva York

La Declaración de Nueva York sobre la Conciencia Animal tiene como objetivo cristalizar el mensaje que ha surgido de los últimos diez años de trabajo. Entre los 40 signatarios iniciales de la declaración se encuentran expertos líderes mundiales en conciencia humana (Christof Koch, Anil Seth, David Chalmers, Liad Mudrik, Lucia Melloni, Nao Tsuchiya), murciélagos (Yossi Yovel), aves (Nicola Clayton, Irene Pepperberg), reptiles (Gordon Burghardt, Anna Wilkinson), peces (Culum Brown, Becca Franks, Noam Miller), pulpos (Jennifer Mather, Robyn Crook, Peter Godfrey-Smith, David Edelman), sepiones (Alex Schnell), cangrejos ermitaños (Robert Elwood), abejas (Lars Chittka, MV Srinivasan, Andrew Barron, Martin Giurfa) y moscas de la fruta (Bruno van Swinderen).

Ahora alentamos a cualquier persona con experiencia relevante a unirse a nuestros distinguidos signatarios iniciales firmando la declaración usted mismo.

¿Qué esperamos que logre la declaración?

Un objetivo es transmitir la emoción de la ciencia emergente de la conciencia animal y fomentar más trabajo sobre este tema. Este es un momento crucial: una masa crítica de personas se atreven a estudiar la conciencia animal rigurosa y sistemáticamente. Aunque persiste la incertidumbre tanto sobre la naturaleza de la conciencia como sobre qué animales son conscientes, la investigación de alta calidad ya ha reducido nuestra incertidumbre sobre estas preguntas. Esperamos que los científicos, las universidades y los gobiernos vean que este campo está progresando rápidamente, que tiene el potencial de hacer aún más (incluido el progreso hacia mejores teorías de la conciencia) y que merece su apoyo.

Un segundo objetivo es fomentar la reflexión sobre el bienestar animal. Esta Declaración no hace recomendaciones políticas específicas, y los signatarios tienen una amplia gama de opiniones sobre cuestiones morales, legales y políticas. El punto de acuerdo es que no se debe requerir certeza sobre la conciencia para considerar los riesgos para el bienestar. Si hay una posibilidad realista de que un animal sea consciente, por ejemplo, que los pulpos puedan sufrir, entonces esta posibilidad merece consideración en contextos políticos, por ejemplo, en decisiones sobre si apoyar la cría de pulpos. Los responsables políticos deben tomar medidas razonables para mitigar los riesgos para el bienestar de todos los vertebrados y muchos invertebrados mientras los investigadores buscan avanzar en su comprensión de ellos.

Nota 1: Después del evento del 19 de abril sobre «La ciencia emergente de la conciencia animal», los contribuyentes producirán un Apéndice Científico detallado que resuma la evidencia presentada en la reunión, más otras líneas de evidencia relevantes. Esto aparecerá en el sitio web de la Declaración en su debido momento.
Nota 2: Este documento de antecedentes fue preparado por Kristin Andrews, Jonathan Birch, Jeff Sebo y Toni Sims. Puede citarse como:

Andrews, K., Birch, J., Sebo, J. y Sims, T. (2024) Antecedentes de la Declaración de Nueva York sobre la Conciencia Animal. nydeclaration.com.

Referencias

Anthoney, N., Tainton-Heap, L., Luong, H., Notaras, E., Kewin, A. B., Zhao, Q., … & van Swinderen, B. (2023). Experimentally induced active and quiet sleep engage non-overlapping transcriptional programs in Drosophila. Elife, 12, RP88198.

Appel, M., & Elwood, R. W. (2009). Motivational trade-offs and potential pain experience in hermit crabs. Applied Animal Behaviour Science, 119(1), 120–124. 

Bacqué-Cazenave, J., Cattaert, D., Delbecque, J. P., & Fossat, P. (2017). Social harassment induces anxiety-like behaviour in crayfish. Scientific reports, 7(1), 39935.

Balasko, M., & Cabanac, M. (1998). Motivational conflict among water need, palatability, and cold discomfort in rats. Physiology & behavior, 65(1), 35–41.

Balasko, M., & Cabanac, M. (1998). Behavior of juvenile lizards (Iguana iguana) in a conflict between temperature regulation and palatable food. Brain Behavior and Evolution, 52(6), 257-262.

Barr, S., & Elwood, R. W. (2024). Trade-Offs between Avoidance of Noxious Electric Shock and Avoidance of Bright Light in Shore Crabs Are Consistent with Predictions of Pain. Animals, 14(5), 770.

Billard, P., Clayton, N. S., & Jozet-Alves, C. (2020). Cuttlefish retrieve whether they smelt or saw a previously encountered item. Scientific Reports, 10(1), 5413.

Biondi, L. M., Guido, J. M., Bó, M. S., Muzio, R. N., & Vassallo, A. I. (2015). The role of stimulus complexity, age and experience in the expression of exploratory behaviour in the Chimango Caracara, Milvago chimango. Animal Cognition, 18, 139-150.

Bridges, A.D., Royka, A., Wilson, T. et al. (2024). Bumblebees socially learn behaviour too complex to innovate alone. Nature 627, 572–578.

Cabanac M. (1992). Pleasure: the common currency. Journal of theoretical biology, 155(2), 173–200. 

Chrzanowska, A., Modlinska, K., Stryjek, R., & Pisula, W. (2015). Response to perceptual novelty in tortoises-a preliminary study. Journal of Biology and Life Science, 7(1), 12-18.

Crook R. J. (2021). Behavioral and neurophysiological evidence suggests affective pain experience in octopus. iScience, 24(3), 102229. 

Degen, J., Kirbach, A., Reiter, L., Lehmann, K., Norton, P., Storms, M., … & Menzel, R. (2015). Exploratory behaviour of honeybees during orientation flights. Animal Behaviour, 102, 45-57.

Fossat, P., Bacqué-Cazenave, J., De Deurwaerdère, P., Cattaert, D., & Delbecque, J. P. (2015). Serotonin, but not dopamine, controls the stress response and anxiety-like behavior in the crayfish Procambarus clarkii. The Journal of experimental biology, 218(Pt 17), 2745–2752. 

Fossat, P., Bacqué-Cazenave, J., De Deurwaerdère, P., Delbecque, J. P., & Cattaert, D. (2014). Anxiety-like behavior in crayfish is controlled by serotonin. Science, 344(6189), 1293-1297.

Franks, B., Gaffney, L. P., Graham, C., & Weary, D. M. (2023). Curiosity in zebrafish (Danio rerio)? Behavioral responses to 30 novel objects. Frontiers in veterinary science, 9, 1062420.

Freiburger, T., Miller, N., & Skinner, M. (2024). Olfactory self-recognition in two species of snake. Proceedings of the Royal Society B, 291(2020), 20240125.

Galpayage Dona, H. S., Solvi, C., Kowalewska, A., Mäkelä, K., MaBouDi, H., & Chittka, L. (2022). Do bumble bees play? Animal Behaviour 194, 239–251.

Gibbons, M., Versace, E., Crump, A., Baran, B., & Chittka, L. (2022). Motivational trade-offs and modulation of nociception in bumblebees. Proceedings of the National Academy of Sciences, 119(31), e2205821119.

Kohda, M., Bshary, R., Kubo, N., Awata, S., Sowersby, W., Kawasaka, K., … & Sogawa, S. (2023). Cleaner fish recognize self in a mirror via self-face recognition like humans. Proceedings of the National Academy of Sciences, 120(7), e2208420120.

Kohda, M., Sogawa, S., Jordan, A. L., Kubo, N., Awata, S., Satoh, S., … & Bshary, R. (2022). Further evidence for the capacity of mirror self-recognition in cleaner fish and the significance of ecologically relevant marks. PLoS biology, 20(2), e3001529.

Kohda, M., Hotta, T., Takeyama, T., Awata, S., Tanaka, H., Asai, J. Y., & Jordan, A. L. (2019). If a fish can pass the mark test, what are the implications for consciousness and self-awareness testing in animals?. PLoS biology, 17(2), e3000021.

Li, W., Wang, Z., Syed, S., Lyu, C., Lincoln, S., O’Neil, J., Nguyen, A. D., Feng, I., & Young, M. W. (2021). Chronic social isolation signals starvation and reduces sleep in Drosophila. Nature, 597(7875), 239–244. 

Nieder, A., Wagener, L., & Rinnert, P. (2020). A neural correlate of sensory consciousness in a corvid bird. Science369(6511), 1626–1629.

Schnell, A. K., Boeckle, M., Rivera, M., Clayton, N. S., & Hanlon, R. T. (2021). Cuttlefish exert self-control in a delay of gratification task. Proceedings of the Royal Society B, 288(1946), 20203161.

Konrad Lorenz y su influencia en el origen de la Etología

La etología, una rama de la biología que estudia el comportamiento animal en su ambiente natural, ha sido moldeada y enriquecida por numerosos científicos a lo largo de la historia. Uno de los nombres más destacados en este campo es el de Konrad Lorenz, cuyas contribuciones han dejado una marca indeleble en nuestra comprensión del comportamiento animal.

¿Quién fue Konrad Lorenz?

Konrad Lorenz (1903-1989) fue un etólogo austríaco pionero en el estudio del comportamiento animal. Nacido en Viena, Austria, Lorenz desarrolló un profundo interés por la observación de animales desde una edad temprana. Su pasión lo llevó a estudiar medicina y zoología en la Universidad de Viena, donde más tarde se convirtió en profesor.

La Etología y el Impacto de Lorenz

Lorenz es reconocido principalmente por su trabajo en el campo de la etología, especialmente por su investigación pionera sobre la impronta y la agresión en los animales. Su estudio sobre la impronta, el proceso mediante el cual los animales jóvenes establecen un fuerte vínculo con la primera figura que encuentran, arrojó luz sobre los mecanismos del comportamiento instintivo y la formación de lazos sociales.

Uno de los experimentos más famosos de Lorenz fue su trabajo con gansos, donde demostró cómo los gansos jóvenes imprimen en la primera figura que ven después de salir del huevo, lo que a menudo resulta en una conexión emocional duradera. Este descubrimiento no solo contribuyó al entendimiento de la conducta animal, sino que también tuvo implicaciones profundas en el estudio de la psicología del apego en humanos.

Además de sus investigaciones sobre la impronta, Lorenz también exploró el comportamiento agresivo en animales, observando patrones de agresión en especies como los peces, aves y mamíferos. Sus estudios sobre la agresión innata y aprendida proporcionaron una comprensión más profunda de cómo los animales compiten por recursos y territorio, así como las formas en que la agresión puede ser modulada por el entorno y la experiencia.

Conclusiones

En resumen, Konrad Lorenz fue un pionero en el campo de la etología cuyas investigaciones sobre la impronta y la agresión han dejado una marca perdurable en nuestra comprensión del comportamiento animal. A través de sus experimentos innovadores y observaciones meticulosas, Lorenz abrió nuevas perspectivas en el estudio de cómo los animales interactúan con su entorno y entre ellos. A pesar de las controversias en torno a su vida personal, su legado científico perdura como un testimonio de su dedicación y pasión por la exploración del mundo natural.

Ágatha, el animal feroz

Por: Carlos Andrés Naranjo Sierra

“El día 20 de junio del año 2023 se expide notificación policiva por comportamientos que ponen en riesgo la convivencia por tenencia de animales”, decía el papel que me estregaba el mensajero de la Inspección de la Alcaldía de El Retiro y continuaba: “Dejar deambular semovientes, animales feroces o dañinos, en espacio público y privado, lugar abierto al público o medio de transporte público, sin las debidas medidas de seguridad”. Se trataba de una citación a la Inspección de policía por una queja de Luisa Fernanda López Carmona y Daniel González Diez, vecinos de mi finca B-612 en El Retiro. ¿Qué podía ser? Ninguno de mis animales obedecía a esa descripción.

Cinco días antes, Andrés Felipe Buriticá, veterinario de la Inspección, había realizado una visita, que solicité, a la finca de de Luisa López, para que se verificara el comportamiento de sus perros y el cerramiento del lindero. En febrero sus perros habían pasado a nuestra propiedad y habían atacado a Tina y Lupe, mis perras, dejando a esta última con una herida en el ojo izquierdo que por poco le cuesta la vista, y en días recientes había sucedido otro insuceso con Ágatha, nuestra gata, que aún no logro explicar. Como tampoco logro explicar la actitud de Buriticá, que le indicó a la vecina cómo poner la denuncia contra nosotros, según relataría ella misma posteriormente. Como preámbulo a lo que sucedería, el antidúo López González nos colocó, esa misma noche, música estridente a alto volumen por horas. Cristóbal, nuestro hijo de un año, por fortuna, no tuvo problema para conciliar el sueño.

La citación era entonces, sin duda, una recriminación a esa visita del veterinario. Quería dejarnos claro que nadie se metía con “la propietaria”. Tres años antes había llegado a vivir a Samarkanda, la pequeña parcelación donde vivo con mi esposa, nuestro bebé, nuestras perras y nuestra gata, anunciando que era “la nueva propietaria” de la finca. Finca que anteriormente había ocupado su prima Ana María López (la misma de “No tengo los teléfonos de esas personas y si los necesita que sea la Fiscalía la que los consiga» en #YoTambién, defendiendo el honor de una burrita) y su esposo Luis Carlos Toro, ambos profesores universitarios, y con quienes ya había tenido una serie de desencuentros por la utilización de mi lote como destino inautorizado sus movimientos de tierra que se pusieron en conocimiento de las autoridades, pero ante los que pasó poco o nada. También, curiosamente, la nueva “propietaria” había comprado el vehículo del papá de su prima, en lo que parecía más un encargo de cuidado de bienes que una transacción de compraventa.

De modo que la presencia de Luisa López no parecía augurar buenas nuevas, aunque traté de mantener la cordialidad, a pesar de las dificultades que entrañaban sus permanentes reclamos por cualquier motivo y, ante todo, su actitud entre pendenciera y acomplejada, una rara combinación que sólo podía explicarse por la inseguridad que puede sentir alguien ante lo que no está seguro de poseer. La nueva vecina había llegado a vivir con un hombre llamado Daniel, del cual no teníamos mayor información que verlo trabajar en la finca, como una especie de mayordomo. Nunca se refería a él o a “nuestra propiedad”. No hablaba en plural para referirse a nada de lo que les sucedía, a pesar de que era claro que había convivido con Daniel por más de tres años. Ni siquiera un asunto tan sencillo como el nombre de la red Wi-Fi poseía un asomo de mutualidad: Red Luisalopez, a secas.

El suceso con Ágatha había desbordado mi paciencia con ella. La mañana del 5 de junio me había levantado, como de costumbre, a preparar el tetero de Cristóbal cuando, de repente, escuché unos gritos y ladridos que proveían de la propiedad que habitaban Luisa y Daniel. Al asomarme por la ventana para ver qué sucedía, vi que lanzaban a un gato hacia nuestra finca, por encima del alambrado. ¿Sería Ágatha? me pregunté asustado, mientras ellos corrían hacia el interior de la casa. ¡Ana, Ana! comencé a gritar, en un lapsus que se ha hecho frecuente, con el nombre de su prima, corregí de inmediato el nombre y pregunté a viva voz que había pasado ¡Luisa, Luisa!. Nadie respondía. Grité más fuerte y Luisa finalmente respondió con su frase favorita: “todo lo que se, es que un gato ingresó a mi propiedad” y luego se escondió.

Marqué por teléfono para saber si se trataba de Ágatha pero “la propietaria” no contestaba. De modo que volví a gritar: ¡Luisa, contesta el teléfono por favor!, después de varias llamadas se dignó a tomar el teléfono para decirme que no sabía lo que había pasado y que era Daniel el que había visto el suceso. Le pedí entonces que me comunicara con él para saber si se trataba de nuestra gata, a lo que respondió que Daniel tenía sangre y que ya tenía que irse a trabajar ¿¡Sangre!? ¿Era de él o de la gata? ¿Daniel estaba bien? ¡Necesito saber si Ágatha está herida! supliqué, pero no hubo poder humano que nos permitiera saber la suerte que estaba corriendo nuestra querida gata. Después de decirme que le parecía muy fastidioso, “la propietaria” me colgó.

Comenzamos a llamar a Ágatha entre todos a viva voz. Laura salió con Cristobal, en brazos, a llamarla junto con él, que balbuceaba “a-ta, a-ta” infructuosamente. Claro, los gatos cuando se sienten en peligro se esconden por horas o días. Me preocupaba mucho saber si estaba herida y si ese tiempo que estaba pasando sería crucial para su vida. Me puse botas, recorrí el espacio por donde la habían tirado, maullando y repitiendo su nombre sin rastro alguno. Regresé a la casa, puse un mensaje en el chat de vecinos y luego pasé la cerca hacia otra propiedad que estaba abandonada, para ver si la encontraba. Todo fue en vano. Ágatha no aparecía, finalmente sabía que sí era ella pues Daniel respondió en el chat confirmando. Le pregunté si estaba bien y si sabía cómo estaba Ágatha, pero el silencio reinó por el día completo.

Por la noche regresó, al fin, Ágatha asustada, con una herida en la cara, que mostraba el mismo patrón de ataque que había sufrido Lupe meses atrás. Luisa y Daniel debieron verlo, era difícil pensar que no habían presenciado el ataque, mientras regañaban a gritos a sus perros y le quitaban a la gata de sus fauces. Pero, claro, prefirieron callar con la esperanza de que no nos enteráramos, seguramente para no tener que volver a responder, como lo hicieron ante las evidencias del ataque contra Lupe, pero las cosas se habían salido de control, pues yo me había dado cuenta del alboroto. Ahora, querían arreglarlo con un contraataque, con una citación en la inspección de Policía, alegando que era Daniel quien había sufrido serias lesiones en su mano (tengo la impresión de que estrenó cabestrillo rumbo a la inspección) y exigió que debíamos darle dinero por su supuesta incapacidad laboral, bajo el argumento de que Ágatha era un animal feroz que habíamos dejado suelto a mansalva.

Sí, ese mismo animal feroz que duerme en la misma cama con nuestro bebé, que se deja cortar las uñas más fácil que Tina y Lupe y que se esconde en el clóset tan pronto llega una visita, para luego salir a saludarla sentada en su regazo. El inspector José David Agudelo y su asistente de amabilidad fingida, Tatiana Osorio, se encargaron de hacerme firmar un documento en el que debía comprometerme a cercar los puntos críticos del margen entre las dos fincas y a vigilar que mis perras no salieran a saludarme por más de unos cuantos minutos, para no perturbar a la convivencia con los vecinos. Así lo hicimos, no queremos que un animal feroz como nuestra gata, vuela a pasarse a atacar a sus perros y poner en riesgo la integridad de «la propietaria».

Napa: Al final de la audiencia le manifesté al Inspector mi preocupación por el bienestar físico y emocional de otra vecina, cuyo esposo parece mantenerla alejada de todo contacto. Podía ser solo una impresión pero le dije que era mejor comprobar que fuera su voluntad y no la de su marido. Me dijo que sin pruebas no había nada que hacer. Me pareció curiosa su respuesta pues solo con el testimonio de una vecina, sobre una supuesta gata que atacaba perros y humanos, se abrió este proceso, en el que se me advirtió desde la citación que «se darían por ciertos los hechos» si no me presentaba, aún sin pruebas.

Aprende sobre Psicología y Comportamiento Animal en C3

La comprensión de la psicología y el comportamiento animal son esenciales para develar los misterios de la naturaleza y entender mejor a nuestros amigos de cuatro patas, por eso C3 – Colegio de Ciencias del Comportamiento ofrece a todos los amantes de la etología, su Curso Psicología y Comportamiento Animal, donde podrás explorar temas que van desde la Teoría de la Evolución darwiniana, hasta los principios de etología en mamíferos, incluidos perros y gatos, y la relación entre el comportamiento animal y humano.

El Curso, que se llevará a cabo de manera virtual, ofrece una oportunidad única para que personas de todas las áreas del conocimiento aprendan sobre el comportamiento de los animales. Tanto si eres estudiante, profesional, amante de los animales o simplemente tienes curiosidad por entender mejor a las criaturas que nos rodean, este curso es perfecto para ti.

¿Qué puedes esperar del Curso en línea Psicología y Comportamiento Animal?

El curso «Psicología y Comportamiento Animal» ofrecerte una experiencia de aprendizaje enriquecedora alrededor de temas como: la teoría de la evolución y comportamiento; los principios de etología en mamíferos y la relación comportamiento animal y humano

¿Por qué deberías unirte a nuestro Curso?

El Curso Psicología y Comportamiento Animal, ofrece numerosos beneficios para los participantes como tú, entre los que se cuentan:

  1. Conocimientos: Obtén una comprensión sólida de la psicología y el comportamiento de los animales a través de un enfoque didáctico y accesible, respaldado por expertos en la materia.
  2. Flexibilidad: Como el curso es virtual, puedes aprender a tu propio ritmo y desde cualquier lugar que te resulte conveniente. No hay restricciones geográficas ni limitaciones de horario.
  3. Ampliación de perspectivas: Independientemente de tu área de especialización, este curso te permitirá desarrollar una visión más amplia y comprensiva del mundo animal, que puedes aplicar en campos tan diversos como la educación, la psicología clínica, la conservación y más.
  4. Interacción y colaboración: Conecta con otros apasionados por la psicología y el comportamiento animal a través de las redes sociales de C3 y comparte ideas, experiencias y reflexiones con una comunidad global de aprendices.

Inscríbete ahora y explora el mundo de la psicología y el comportamiento animal haciendo parte de la nueva generación en educación. No te pierdas esta oportunidad única. Regístrate con tus datos hoy mismo y prueba la primera clase gratis. Más información en el sitio web www.c3-edu.com.