Muchas veces nos preguntamos cómo verán el mundo nuestros compañeros entrañables, los perros.
La idea generalizada es que no ven los colores, y que ven el mundo en blanco y negro, pero su aparato visual tiene también la capacidad de procesar frecuencias del celeste, de colores grises y violetas.
En el próximo gráfico podemos ver un esquema (aproximado y no exacto) de las diferencias de rangos preceptuales entre cánidos y humanos.
Los verdes y los rojos no son procesados, ya que en los ojos de los cánidos, la cantidad de células cono son un 90% menos que en el ojo humano. No pueden ellos distinguir entre el rojo, el amarillo, el verde o el naranja (ellos los verían todos del mismo color) pero sí pueden ver más gamas de azul, púrpura o multiplicidad de grises. También lo ven todo más brillante.
El amarillo casi no lo ven, tal vez puedan ver una amarillento muy blanquecino.
En los perros, solo el 10% de sus fotoreceptores oculares son conos, en el humano representan el 90%.
Otros fotoreceptores del ojo son las células bastoncillos, que procesan el blanco y el negro. Como el mayor procentaje de receptores oculares en los perros son los bastoncill0s, ellos pueden ver muy bien en la oscuridad.
Siempre me pregunté por qué mi perro jamás se tropieza con nada en mi habitación por la noche cuando sale a beber agua y yo me doy contra todo…ahor atengo la respuesta: son sus bastoncillos, que en mi ojo son menos.
Por esta misma capacidad, los canes ven muchas frecuencias entre el blanco y el negro, así que ellos ven muchas más gamas de grises que nosotros.
Otra capacidad en la que nos superan es en captar el movimiento. Nuestra vista es más global, en cambio ellos pueden detectar el más pequeño y sutil movimiento en su medioambiente. El campo de visión de los cánidos llega a los 250 grados, mientras el nuestro se limita a los 180.
Hay que tener en cuenta que la visión es para los humanos su sentido más desarrollado, pero para los canes es el olfato.
Otra pregunta que me hice, y que tal vez tú también te hagas, es si los perros ven la televisión y cómo la ven. El mío no le presta la más mínima atención y ya aprendió a distinguir perfectamente si un sonido es “virtual televisivo” o real de la calle. Porque cuando ladra un perro en la TV, el mío no se altera, sin embargo si ladra un perro “real”, enseguida reacciona.
Las imágenes que vemos en la TV, son secuencias de imágenes fijas, transmitidas a 60 ciclos por segundo. El perro, ve los 60 hertzios como si nosotros estuviésemos viendo algo en cámara muy lenta. Para ellos, la TV es aburridísima.
La percepción del movimiento para ellos comienza en los 70 hz, así que si a tu perro le gusta la TV, seguramente es por los sonidos que ésta emite más que por las imágenes, que son extremadamente lentas para ellos.
A pesar de que pueden detectar el movimiento mejor que nosotros, a causa de que los perros no tienen fóvea central (o área con 100% de conos), la estimación de la capacidad del ojo para el detalle es (a grosso modo) 6 veces más pobre que en un ser humano.
El cerebro de los perros, aumenta la energía de las zonas visuales al amanecer y al atardecer, horas en las que generalmente el cánido sale a cazar y por ello aumenta su agudeza visual, especialmente en las áreas en las que se procesa el movimiento, para así poder detectar mejor a las presas. Puede detectar el movimiento hasta unos 350 metros de distancia, con algunas diferencias entre razas.
Su rango de visión tridimensional es menor que el nuestro, así que ven un mundo algo más plano del que podemos detectar nosotros. A cambio, pues ellos ven mucho más espectro lateral.
Su vista es mucho más detallada de lejos que de cerca, así que cuendo te le pones en el morro, el perro te ve de forma borrosa.
En la imagen superior de mi compañero El Apolo, podemos detectar una membrana reflectiva (que nosotros no tenemos) llamada Tapetum Lucidum.
Es reflectiva y se encuentra detrás de la retina. Al llegarle la luz, la refleja de vuelta a la retina. De esta forma, al estar en situaciones de oscuridad, su capacidad de ver es superior a la nuestra.
Y de ahí, que cuando salimos en una foto con flash con nuestro perro, nuestros ojos salen rojos (retina) y los de nuestra mascota, amarillentos, verdosos o azulados (tapetum lucidum).