Por: Carlos Andrés Naranjo-Sierra
10:00 de la mañana del miércoles 25 de septiembre: recibo una llamada en Santa Elena de parte de mi padre. Me cuenta que en el parqueadero del edificio donde viven, hay un gato atrapado en el motor de un carro y no para de llorar, quiere saber si yo puedo llamar a mis amigos animalistas. Le digo que me espere un momento y llamo a Alejandro Gaviria de la Patrulla de Protección Animal. Este a su vez me remite con el Centro de Bienestar Animal La Perla.

10:30: Llamo a a mi papá para contarle que ya contacté a Alejandro y al Centro de Bienestar Animal La Perla. Le cuento el caso a mi amiga Mónika Cuartas de la Fundación Cánelot quien le escribe a Etilvia Vallejo también de La Perla. Quince minutos después me llama el oficial encargado del carro de rescate para informarme que están en otro procedimiento pero que tan pronto terminen se comunican conmigo para coordinar. Toman dirección y teléfonos de la portería del bloque 7 de Suramericana.

11:00: Llamo de nuevo a mi padre y le digo que en el edificio donde viven, trabaja Sandra Arango, la directora de la Revista Con Cola, y que tal vez ella pueda ayudarnos. El portero localiza a Sandra la cual baja con su hermano a tratar de hacer algo por la gata, ya sabemos que es hembra y está preñada. Ponen gato, mecánico, y quitan una llanta del carro pero no logran ayudarla a salir. Parece que una parte del motor la tiene aprisionada desde la noche anterior.

1:00: Llega el carro de rescate del Centro de Bienestar Animal La Perla. No ha sido posible sacar la gata. Revisan y confirman que el animal está sin posibilidades de salir por sus propios medios. Un mecánico tendrá que desbaratar parte de la dirección del carro si la dueña del vehículo lo permite. Mónika Cuartas me llama a preguntar por la gata, le cuento que necesitaremos un mecánico. Ella, que ya subía a atender en nuestra tienda Doctor Pulgas, se devuelve por su mecánico de la Casa Alemana quien conocedor de su labor animalista accede a acompañarla.

2:00: Llega Mónika Cuartas con el mecánico. Comienzan a ver el escenario y no parece fácil, deben desconectar la dirección y unas mangueras para luego volver a ponerlas en su sitio. Ya se encuentran en el parqueadero una docena de personas: los tres funcionarios del municipio, Sandra Arango y su hermano, la propietaria del carro y su esposo, Miriam una empleada del servicio que decidió bajarle leche a la gata, Mónika Cuartas, el mecánico de la Casa Alemana, mi papá y mi mamá.

2:30: Sedan a la gata para evitar que se lastime durante el procedimiento teniendo cuidado de que sea breve la dosis para no afectar los fetos. Comienzan a retirar la dirección del carro. Nos enteramos que la gata habitualmente visita el edificio y es conocida por los vecinos. Debido a su estado de embarazo decidió «hacer nido» en el refugio «seguro» que le brindaba el motor.

3:00: Logran sacar a Motorina (ya tiene nombre la gata) que se encuentra débil pero alza la cabeza para tomar leche. Sandra Arango y Mónika Cuartas la reciben y verifican su estado, el cual es bueno en términos generales. El veterinario del CBA se asegura nuevamente de que el animal no pertenezca a ningún vecino y procede a llevárselo para que lo sometan a evaluación médica. Se vuelve a armar la dirección del carro y se hace vaca entre Mónika Cuartas, mi familia y yo pues la dueña decidió no correr sino con una tercera parte de la mano de obra del mecánico, que consciente del caso decidió cobrar sólo $60.000.

Ayer, 27 de septiembre, nos remitieron el siguiente informe del estado de salud de la gata:

«La paciente ingresó el 24 de septiembre de 2013 en estado de sedación por lo difícil de su rescate. Se toma muestra de sangre para extendido y pruebas  virales (inmunodeficiencia y leucemia felina), las cuales resultaron negativas. Se realizó el protocolo de ingreso, su condición corporal es baja.
Al día siguiente la paciente se encuentra decaída y renuente a comer, se decide pasar a OVH; queda en observación durante el día, su recuperación posquirúrgica es muy buena y se deja conectada con líquidos venosos. Hoy la paciente se recupera satisfactoriamente y a la espera de entregarse en Adopción.
Se decidió hacer la cirugía de esterilización debido a la baja condición corporal, lo traumático de su rescate y el decaimiento, lo que normalmente genera alta mortalidad en los fetos, además estuvo bajo efectos de sedantes. Lo importante es evitarle más desgaste fisiológico a la gatita con una lactancia y poder recuperarla».

Sandra Arango decide adoptarla «me hace muy feliz que nuestra Motorina se encuentre bien. Manifiesto mi intención de adoptarla y que venga a formar parte de esta Familia Con Cola, pues realmente siento una conexión especial con ella», dice. Esta es la cronología de un rescate con un final feliz para la gata y en el que se evidencia que es posible un mundo más amigo de los animales si coordinamos nuestros esfuerzos. También es una muestra de la importancia de esterilizar y de tocar la bocina del auto antes de arrancar, si se sospecha que en el parqueadero habitan perros o gatos. Algunos no corren con la suerte de Motorina.

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