Si deseas cambiar una conducta indeseada de tu mascota, debes aprender a reconocer si alguna de tus actitudes estimula este comportamiento. Por ejemplo, si no quieres que tu perro salte y ladre cuando llegas a casa, no debes acariciarlo o gritarle de inmediato pues posiblemente él interprete este tipo de comportamiento tuyo como una forma de expresarle tu complacencia. De modo que lo ideal sería que no prestaras atención a sus ladridos y saltos, tratándolos con indiferencia. Una vez tu perro se calme lo puedes saludar y acariciarle y entenderá que sus ladridos y saltos no son una forma de agradarte. Así comenzará a aprender que para complacerte debe estar calmado.