En la mayoría de los casos las manifestaciones de los grupos antitaurinos han sido desafortunadas. Lo que inicialmente se ha planteado como una protesta pacífica contra la tauromaquia, ha servido de excusa paradógicamete, para que unos pocos miembros de estos grupos, saquen a flote la misma agresividad y violencia contra la que protestan. Es por eso que quiero proponer una alternativa, bien sea para ahora o para dentro de un año: La Feria de la Vida.
Los aficionados a la Feria Taurina de la Macarena ven en este espectáculo una obra de arte festivo en la que se hace evidente el dominio del hombre sobre la bestia. Bastante similar al concepto de cultura, que tantos años han trabajado las ciencias sociales y la religión, en el que supuestamente la humanidad domina a la naturaleza. De lo natural proviene la brutalidad animal y de lo cultural la inteligencia humana, parece inferirse de este postulado. Por lo tanto, no es gratuito que los seres humanos, artífices de la cultura, nos sintamos con total derecho sobre la naturaleza.
Quienes piensan así, parecen olvidar que ha sido la misma naturaleza la que nos ha dado la capacidad cerebral para modificarla. El asunto entre nosotros y los animales no es un asunto de separación sino de evolución. Nosotros, los Homo sapiens, contamos con la suerte de desarrollar unas capacidades cognitivas más sofisticadas, que nos permiten pronosticar con mayor efectividad el comportamiento de las demás especies y por lo tanto, tener mayores probabilidades de supervivencia al ser capaces de adecuarnos al contexto.
Partiendo de alli, el combate entre el hombre y la bestia es bastante asimétrico. El hombre del traje de luces tiene mayores recursos para interpretar la conducta del toro y modificar la suya, para obtener el resultado que quiere: que el toro embista contra el capote o la muletilla. Por el contrario, el toro tiene un repertorio de conductas limitado que el torero conoce de antemano pero que el toro no tiene la capacidad de contrarrestar suponiendo las intenciones del torero (Teoría de la Mente)[1]. El animal, es decir el toro, seguirá actuando una y otra vez de la misma forma que, sin ser su intención, le conducirá a la muerte.
No digo lo anterior con el ánimo de descalificar el uso de nuestras ventajas evolutivas, pues sin ellas no existiríamos, es más, tampoco pretendo descalificar a los aficionados a los toros que dicho sea de paso, muchas veces sólo van por el ambiente y la rumba; sino con el ánimo de hacer ver que la valentía del matador no va más allá de superar el miedo prehistórico que sentimos por otros animales, sean grandes como el toro o más pequeños como los ratones y las cucarachas. Y que quienes van a las corridas no hacen otra cosa que perpetuar este tipo de espectáculo. Habría que decirle entonces también ¡ole! y darle dos antenas a quien supere el temor a tales insectos rastreros y permitir legitimar también otros tipos de maltrato con el simple argumento de que genera ingresos para la ciudad.
La Feria de la Vida busca hacer reflexionar sobre todos estos asuntos a los aficionados a los toros de una manéra no violenta. Se haría simultáneamente con la Feria Taurina de la Macarena y lo más cerca posible de la Plaza. La idea es invitar por un lado, a los asistentes a la Feria Taurina, para que piensen en el asunto de asistir a un espectáculo con estas características y por el otro, a los antitaurinos para que analicemos otras posibilidaes diferentes a las marchas y las arengas. La Feria, la de la vida, estaría compuesta por eventos artísticos, lanzafuegos, cuenteros, música, teatro, demostraciones caninas de habilidad, etc. como forma de reafirmar la vida y nuestra relación con la naturaleza, como muestra de otras alternatiavas de celebración donde el dolor no tiene que estar presente. Finalmente, y aunque a algunos les moleste la comercialización, se venderían camisetas, calcomanías y demás artículos publicitarios con un doble propósito: Ayudar a promocionar el mensaje antitaurino y recoger fondos con el fin de sostener y promocionar cada vez más y mejor esta fiesta alternativa, donde la muerte no sea motivo ni pretexto de celebración.
[1] La Teoría de la Mente se fundamenta en la habilidad de explicar, predecir e interpretar la conducta de los demás en términos de estados mentales tales como pensar, creer e imaginar.